Colombia se abre paso en la biotecnología
Colombia se abre paso en la biotecnología
EL GOBIERNO ACABA de firmar un trascendental acuerdo de cooperación y asesoría con el Instituto Tecnológico de Monterrey de México para montar en el país la primera empresa de bioprospección que aproveche su biodiversidad.
Recorrer el campus universitario del Tecnológico de Monterrey, en México, es una experiencia sobrecogedora, porque puede ser que la infraestructura física del lugar se parezca a muchas otras, pero no lo que sale de los salones y centros de investigación que allí existen.
En unos de sus bloques, en el corazón mismo del campus, se levanta imponente el edificio dedicado a la investigación en biotecnología y basta con entrar en él para dimensionar el trabajo interdisciplinario y armónico que desarrollan sus científicos para entender por qué el Tecnológico de Monterrey goza del prestigio académico que tiene entre sus pares del mundo y, sobre todo, cómo se hace realidad el tema de la innovación, la productividad y la competitividad a través del conocimiento.
La gran noticia para Colombia es que parte de ese conocimiento acumulado, sus experiencias exitosas en biotecnología y las inmensas posibilidades del país como potencia mundial en biodiversidad, están ahora más cerca de convertirnos en un centro internacional de investigación en asuntos de salud, agricultura y alimentación.
La razón: ayer se firmó un acuerdo de entendimiento entre el Gobierno colombiano y el Tecnológico de Monterrey, a instancias del grupo Femsa, para que el país tenga el primer Instituto de Biotecnología para alimentar las locomotoras de la productividad, la competitividad y el desarrollo sustentable del Plan de Desarrollo de la administración Santos.
Para entender la dimensión de este histórico acuerdo, EL COLOMBIANO entrevistó a Manuel Zertuche, director de la Escuela de Biotecnología y Alimentos del Tecnológico de Monterrey, quien además nos acompañó en un recorrido por las instalaciones del Centro de Investigación en México, hace dos semanas.
¿Qué significa para Colombia este acuerdo de cooperación y asesoría científica entre el Departamento Nacional de Planeación y el Tecnológico?
"Es la posibilidad de la creación y el establecimiento de una empresa de bioprospección, cuyos objetivos fundamentales es desarrollar temáticas razonables y sustentables para aprovechar las inigualables ventajas que en materia de biodiversidad y riqueza biológica tiene Colombia y transformarlas en oportunidades de innovación y desarrollo tecnológico en áreas de la salud, alimentación, agricultura, ambiente y energía".
¿Qué es y cómo funciona una empresa de bioprospección?
"El concepto tiene tres componentes. Uno es cómo de una manera sustentable y racional se puede poner una plataforma de innovación en la gran diversidad de los recursos biológicos que tiene este país. Y por recursos biológicos me refiero a la flora y fauna de Colombia. Esta empresa de bioprospección enfocaría el desarrollo de esa diversidad hacia proyectos de conocimiento".
¿Pero eso necesita inversión en tecnología y capacitación de la gente?
"Sí, sin duda, no basta con tener los recursos biológicos y materiales, porque otra fase de la empresa de bioprospección tiene que ver con el desarrollo tecnológico para poder llevar esa riqueza a que tenga impactos en el conocimiento y en la calidad de vida de los ciudadanos. Hay una segunda actividad de investigación y desarrollo, de innovación, en la que las moléculas las transferimos, por ejemplo, en biofármacos o en elementos de energía renovables. La tercera parte, que es fundamental, es el modelo de transferencia. Es decir, cómo estas innovaciones son llevadas a modelos establecidos en las empresas o a modelos nuevos de negocios. En especial, hacia modelos atractivos para la inversión extranjera".
Ahora, es cierto que tenemos una biodiversidad que nos pone entre los primeros del mundo, ¿pero contamos con el recurso humano y la infraestructura tecnológica para ser competitivos y avanzar con la rapidez que demanda la globalización?
"Definitivamente, sí. Estos sectores emergentes del conocimiento y la investigación demandan mucho talento. Colombia está preparando a los profesionales, pero no podemos pensar que todo es posible hacerlo solos. La experiencia en el Tecnológico nos ha mostrado la necesidad de crear redes de colaboración científica para trabajar en cooperación con otros países, con frecuentes reuniones e intercambio de información".
¿Cuánto durará el convenio y con qué instituciones o centros de investigación se va a desarrollar el programa?
"El acuerdo se firmó por tres años y nuestra idea es ser incluyentes, no suscribirnos a lo que ya estamos haciendo en el país, sino que se amplifique el espectro y el radio de acción. Lo ideal es que muchas iniciativas de investigación se filen y las redes de colaboración trabajen mancomunadamente. No hay duda de que en Colombia funcionará bien y será muy exitosa la iniciativa".
¿Dónde va a funcionar?
"No hemos definido el lugar. Vamos a estudiar cuál es la mejor opción".
En unos de sus bloques, en el corazón mismo del campus, se levanta imponente el edificio dedicado a la investigación en biotecnología y basta con entrar en él para dimensionar el trabajo interdisciplinario y armónico que desarrollan sus científicos para entender por qué el Tecnológico de Monterrey goza del prestigio académico que tiene entre sus pares del mundo y, sobre todo, cómo se hace realidad el tema de la innovación, la productividad y la competitividad a través del conocimiento.
La gran noticia para Colombia es que parte de ese conocimiento acumulado, sus experiencias exitosas en biotecnología y las inmensas posibilidades del país como potencia mundial en biodiversidad, están ahora más cerca de convertirnos en un centro internacional de investigación en asuntos de salud, agricultura y alimentación.
La razón: ayer se firmó un acuerdo de entendimiento entre el Gobierno colombiano y el Tecnológico de Monterrey, a instancias del grupo Femsa, para que el país tenga el primer Instituto de Biotecnología para alimentar las locomotoras de la productividad, la competitividad y el desarrollo sustentable del Plan de Desarrollo de la administración Santos.
Para entender la dimensión de este histórico acuerdo, EL COLOMBIANO entrevistó a Manuel Zertuche, director de la Escuela de Biotecnología y Alimentos del Tecnológico de Monterrey, quien además nos acompañó en un recorrido por las instalaciones del Centro de Investigación en México, hace dos semanas.
¿Qué significa para Colombia este acuerdo de cooperación y asesoría científica entre el Departamento Nacional de Planeación y el Tecnológico?
"Es la posibilidad de la creación y el establecimiento de una empresa de bioprospección, cuyos objetivos fundamentales es desarrollar temáticas razonables y sustentables para aprovechar las inigualables ventajas que en materia de biodiversidad y riqueza biológica tiene Colombia y transformarlas en oportunidades de innovación y desarrollo tecnológico en áreas de la salud, alimentación, agricultura, ambiente y energía".
¿Qué es y cómo funciona una empresa de bioprospección?
"El concepto tiene tres componentes. Uno es cómo de una manera sustentable y racional se puede poner una plataforma de innovación en la gran diversidad de los recursos biológicos que tiene este país. Y por recursos biológicos me refiero a la flora y fauna de Colombia. Esta empresa de bioprospección enfocaría el desarrollo de esa diversidad hacia proyectos de conocimiento".
¿Pero eso necesita inversión en tecnología y capacitación de la gente?
"Sí, sin duda, no basta con tener los recursos biológicos y materiales, porque otra fase de la empresa de bioprospección tiene que ver con el desarrollo tecnológico para poder llevar esa riqueza a que tenga impactos en el conocimiento y en la calidad de vida de los ciudadanos. Hay una segunda actividad de investigación y desarrollo, de innovación, en la que las moléculas las transferimos, por ejemplo, en biofármacos o en elementos de energía renovables. La tercera parte, que es fundamental, es el modelo de transferencia. Es decir, cómo estas innovaciones son llevadas a modelos establecidos en las empresas o a modelos nuevos de negocios. En especial, hacia modelos atractivos para la inversión extranjera".
Ahora, es cierto que tenemos una biodiversidad que nos pone entre los primeros del mundo, ¿pero contamos con el recurso humano y la infraestructura tecnológica para ser competitivos y avanzar con la rapidez que demanda la globalización?
"Definitivamente, sí. Estos sectores emergentes del conocimiento y la investigación demandan mucho talento. Colombia está preparando a los profesionales, pero no podemos pensar que todo es posible hacerlo solos. La experiencia en el Tecnológico nos ha mostrado la necesidad de crear redes de colaboración científica para trabajar en cooperación con otros países, con frecuentes reuniones e intercambio de información".
¿Cuánto durará el convenio y con qué instituciones o centros de investigación se va a desarrollar el programa?
"El acuerdo se firmó por tres años y nuestra idea es ser incluyentes, no suscribirnos a lo que ya estamos haciendo en el país, sino que se amplifique el espectro y el radio de acción. Lo ideal es que muchas iniciativas de investigación se filen y las redes de colaboración trabajen mancomunadamente. No hay duda de que en Colombia funcionará bien y será muy exitosa la iniciativa".
¿Dónde va a funcionar?
"No hemos definido el lugar. Vamos a estudiar cuál es la mejor opción".
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