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Violeta II, la burra nacida tras el parto de una mula

Violeta II es resultado de la mezcla entre una mula y un caballo. El procedimiento fue mediante un trasplante de embriones.
El nacimiento de una burra por medio de una trasplante de embriones ya no es nuevo.
La expresión ‘más complicado que el parto de una mula’ no se aplicó precisamente a ese hecho. En Girardota, norte del valle de Aburrá, una mula llamada ‘Violeta’ logró dar a luz tras un avance tecnológico que consiste en el trasplante de embriones de una burra.
El resultado: Violeta II de Villa Luz, una ‘pollina’ (como se denomina a una cría asnal hembra) que según Ovidio Osorio, administrador criadero de mulares y asnales Villa Luz, nació sin ningún problema y es el nuevo orgullo se su criadero, que se dedica a mejorar la raza asnal.

“Hace muchos años convivo con los mulares y he aprendido cómo se programan las mulas (de carga, de tiro, de silla, de pista, mula roma, minimula o de paseo). Solo me faltaba ver en mi criadero ver una mula criando o parida, y ya la tengo”, cuenta Osorio con orgullo.
Desearlo fue sencillo, lo complejo fue lograrlo, pues la mula es un animal estéril.
“Lo primero que hay que aclarar es que el parto de una mula es supremamente fácil. La preñez sí es lo difícil si se hace por monta directa porque la mula es un híbrido, producto de la especie asnal, burro (62 pares de cromosomas) y la especie equina, caballo (64 pares de cromosomas). Ese híbrido nace con 63 pares de cromosomas, por lo que estos impares no son fecundos”, explicó el criador.
Osorio explicó que cuando le pidió a su veterinario que le ayudara a que en su criadero una de sus mulas pariera, la primera indicación que le dieron fue buscar cuatro o cinco mulas receptoras.
“Cuando haya una en calor se realiza el procedimiento de trasplante de embriones. Pero una de las condiciones –quizá la más complicada– es que tanto la mula como la burra deben estar en calor y ovular de manera simultánea”, explicó el criador.
Una vez se logra ese estado, a la burra le sacan el embrión de 8 días y se le trasplanta a la mula, a la que el veterinario revisa qué tan bien pegado quedó. “En el caso de Violeta II se pasaron tres y solo pegó uno”, contó Osorio.
El total de la inversión fue de cerca de 7 millones de pesos incluyendo la compra de las especies y el trabajo del veterinario.
Aunque no se sabe si lo dice más con el corazón que con la razón, el dueño de la cría asegura que uno de los beneficios de ese procedimiento es que “las mulas son unas grandes madres, que producen leche de muy buena calidad y son muy querendonas, por eso nos estamos inclinando a tener receptoras mulares”.
Añade Osorio que una yegua de óptima calidad solo da una buena cría en el año. En cambio con una buena receptora se le pueden sacar cuatro embriones al año.
Antioquia es pionero
Omar Camargo, docente líder del laboratorio de mejoramiento genético de la Universidad Nacional, informó que el caso de Violeta II no es un gran avance en ese tema, pues Antioquia es ejemplo en el país en ese tipo de investigaciones.
Sin embargo, eso no le quita importancia al logro y las investigaciones en Biotecnología que se desarrollan, pues en el país se trasplantan cerca de 40.000 embriones al año en diferentes especies. “Es una técnica que está creciendo mucho, pero se maneja mucho más en especies bovinas que en equinas, porque las tecnologías para esos animales están hace 40 años mientras que para equinos apenas se viene implementando hace casi una década”, explicó Camargo.
La cantidad también influye. El experto asegura que en el país hay cerca de 25 millones de bovinos, mientras que el de equinos es cercano a los 3 millones.
“Antioquia es pionero en muchos estudios de Biotecnología, por ejemplo en laboratorio de embriones que tienen diferentes instituciones como la Universidad Nacional, la Universidad de Antioquia y el CES”, cuenta el docente.
Otra de las razones es que tiene dos zonas lecheras muy fuertes como lo son el Norte y el Bajo Cauca antioqueño.
Para seguir fortaleciendo la línea de investigación en Biotecnología, Camargo indica que desde la universidad se tiene dos frentes de acción en ese campo: Uno es la investigación, que se lleva haciendo hace poco más de 15 años. Y el otro es en extensión, en el que tienen un programa en el que se han logrado aproximadamente 10.000 preñeces en los últimos tres años.
El docente explica que aún queda mucho por hacer en el campo. Para quienes quieran especializarse en esa área, lo ideal es tener conocimientos de pregrado en Medicina, Medicina veterinaria, Zootecnia o Ingeniería Biológica.
“En el caso de la Universidad Nacional, los que estén en ese pregrado pueden aspirar a unos posgrados de Reproducción animal o Biotecnología animal”, explicó el experto.
Actualmente hay alrededor de 20 estudiantes en esas dos líneas. Un número bajo para los beneficios que tiene esa área, que “va a permitir un mejoramiento nunca antes visto en la capacidad de producir más carne o leche con los mismos animales”.
DAVID ALEJANDRO MERCADORedactor de EL TIEMPOMEDELLÍN

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