La asombrosa simbiosis de un gusano con bacterias le permite nutrirse sin comer
El insólito gusano, Olavius algarvensis, puede prosperar con estas sustancias, que son venenos para bastantes formas de vida, gracias a los millones de bacterias simbióticas que viven bajo su piel. Ellas usan la energía del monóxido de carbono y del sulfuro de hidrógeno de un modo que genera nutrientes de los que puede subsistir el gusano.
Los simbiontes hacen esto de un modo comparable a como las plantas fijan dióxido de carbono en carbohidratos, pero en vez de usar la energía de la luz solar como los vegetales, los simbiontes emplean la energía de compuestos químicos como el monóxido de carbono. Lo hacen con tanta eficacia, que el gusano ha perdido ya todo su sistema digestivo, incluyendo la boca y el intestino, durante el transcurso de su última fase evolutiva, y ahora se alimenta sólo a través de sus simbiontes.
La investigación la ha llevado a cabo un equipo de expertos del Instituto Max Planck para la Microbiología Marina en Bremen, y la Universidad de Greifswald, ambas instituciones en Alemania, junto con colegas en ese país y en Estados Unidos e Italia.
Tal como han comprobado Nicole Dubilier, Manuel Kleiner, Thomas Schweder y los demás autores del estudio, el monóxido de carbono y el sulfuro de hidrógeno, sin embargo, no son las únicas fuentes de energía de las que puede vivir este gusano. Algunas de las bacterias simbióticas en el gusano pueden valerse de hidrógeno y nutrientes orgánicos del entorno, incluso si sólo están presentes en pequeñas cantidades.
El Olavius algarvensis también tiene otros trucos bajo la manga que le permiten sobrevivir en su entorno pobre en nutrientes: A diferencia de la mayoría de los animales, que no son capaces de reciclar sus productos de desecho y deben excretarlos, el gusano puede volver a usarlos de nuevo gracias a sus microbios simbióticos. Los simbiontes son verdaderos maestros del reciclaje cuando se trata de aprovechar para sus propios fines productos que todavía contienen una gran cantidad de energía, pero que ya no son útiles para el gusano. Ésta es la razón por la que el gusano ha podido reducir no sólo su sistema digestivo, sino también su sistema excretor.
Los simbiontes hacen esto de un modo comparable a como las plantas fijan dióxido de carbono en carbohidratos, pero en vez de usar la energía de la luz solar como los vegetales, los simbiontes emplean la energía de compuestos químicos como el monóxido de carbono. Lo hacen con tanta eficacia, que el gusano ha perdido ya todo su sistema digestivo, incluyendo la boca y el intestino, durante el transcurso de su última fase evolutiva, y ahora se alimenta sólo a través de sus simbiontes.
La investigación la ha llevado a cabo un equipo de expertos del Instituto Max Planck para la Microbiología Marina en Bremen, y la Universidad de Greifswald, ambas instituciones en Alemania, junto con colegas en ese país y en Estados Unidos e Italia.
El Olavius algarvensis. (Foto: © C. Lott/HYDRA/ Max Planck Institute for Marine Microbiology)
El Olavius algarvensis también tiene otros trucos bajo la manga que le permiten sobrevivir en su entorno pobre en nutrientes: A diferencia de la mayoría de los animales, que no son capaces de reciclar sus productos de desecho y deben excretarlos, el gusano puede volver a usarlos de nuevo gracias a sus microbios simbióticos. Los simbiontes son verdaderos maestros del reciclaje cuando se trata de aprovechar para sus propios fines productos que todavía contienen una gran cantidad de energía, pero que ya no son útiles para el gusano. Ésta es la razón por la que el gusano ha podido reducir no sólo su sistema digestivo, sino también su sistema excretor.
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